domingo, 29 de septiembre de 2013

Firma como que lo has recibido.

Hay veces en que un trámite, el más simple de los papeleos, como puede ser recoger un certificado, llega a convertirse en mucho más que eso.
Cinco minutos fue lo que tardé en solucionar el problema. Cinco. Pero parecieron cincuenta.
Al otro lado de la mesa se encontraba una persona conocida. Tan conocida como que era una de esas espinitas que llevo clavada desde hace años.
No nos hablamos más que lo que dos personas desconocidas hablarían. Sin embargo las miradas y lo que no se dice hablaron por nosotros.
Ella uso la indiferencia, yo apenas pude articular palabra.
Ella ganaba la batalla mientras yo perdía el norte.
De todo aquello que hubo entre nosotros poco queda ya. Ella ha rehecho su vida mientras yo sigo vagando por la mía en busca de alguien que me saque esa espina.
Aún y con todo eso ya tengo en mi mano el documento que acredita que todo ha acabado. Al fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario