martes, 12 de noviembre de 2013

Nadie le ha preguntado al Tiempo si quiere tiempo.

reloj1modificado
Cuando nos sentimos agobiados, cuando algo nos queda grande, cuando creemos que la situación es insostenible y demás, siempre recurrimos al tiempo. Queremos tiempo. ¿Cómo puede ser que algo que realmente no podemos tocar o sentir sea tan determinante en nuestras vidas?
Pregunta de difícil respuesta.
Para todo queremos tiempo, ya sea porque tenemos un examen al día siguiente y no nos lo hemos preparado bien, un encontronazo con alguna persona en la que terminamos pensando “el tiempo me dará la razón”, la famosa frase “tiempo al tiempo” y demás situaciones nos es familiar a todos pero, ¿nos hemos parado a pensar en el tiempo en sí?
Imaginemos por un momento que el tiempo es una persona. Lo que pensaría él (o ella) de la forma en que lo tratamos.
Para empezar, el hecho de perderlo indiscriminadamente. Siempre nos sentimos mal cuando alguien nos hace perder el tiempo, porque molesta, pero como se lee antes, qué pasaría si existiese la figura de El Tiempo. El estar siempre ahí para lo que nos haga falta y sin embargo obviarlo, ignorarlo mientras nosotros vemos en la tele un programa que no nos gusta, leer un artículo en internet sobre estudios y demás en lugar de tenerlo como acompañante en nuestro camino hacia una mejor vida; ya sea leyendo un clásico, desarrollando una habilidad que desconocíamos de nosotros mismos, especializarnos en una profesión, etcétera.
Y no sólo está el factor de la indiferencia hacia esta figura, luego está el acto de encerrarlo en jaulas llamadas relojes. Tener dos agujas, en ocasiones hasta tres, rasgándote una cara que te ha impuesto alguien en algún momento de tu efímera vida. Porque no lo olvidemos, El Tiempo tiene vida, efímera y eterna a la vez pero nunca se le ha podido poner cara. Tener esas manecillas arañándote eternamente, creándote pequeñas heridas que nunca sanarán mientras todo el mundo te mira y no se inmuta. Nos marca el ritmo de nuestras vidas, y si no tiene agujas, establece el ritmo con una sucesión de pequeños golpes en forma de minutos en nuestros relojes digitales.
reloj2modificado
Pero el Tiempo es una persona sabia y nos mira con el mismo desdén que aquellos que lo desperdiciamos sin compasión.
Está presente en todos y cada uno de los sitios importantes que nos rodean. Está en el quirófano de un hospital, donde recibe con la mejor de sus sonrisas a aquellos que a partir de ahora empiezan a contar segundos y es en ese mismo lugar donde despedirá a mucha gente mientras a estos les es imposible establecer contacto visual con él.
Pone el punto y final a nuestras vidas. Ya sea desde la jaula que tiene en su muñeca un juez que permite el levantamiento de un cadáver después de establecer la hora de la muerte, o mostrando su cara más cínica en un tanatorio junto al nombre de un recién fallecido, marcando la hora de la salida definitiva del mundo de los vivos y marcando el momento en que pasará a su entierro.
Valoremos al Tiempo como se merece. No existe y sin embargo es la persona más rencorosa del mundo, así que procuremos no hacerle daño, porque cuando le damos una moneda éste nos la devuelve con su valor aumentado y cuando ya es tarde.
(Publicado originalmente en Chatarra Espacial el 03/03/2013)

No hay comentarios:

Publicar un comentario